lunes, 13 de abril de 2009

URGE CAMBIAR DE MENTALIDAD

Por: P. Walter Malca Rodas; C.Ss.R.
Cuando vivía en Cascas, en una oportunidad hice un viaje a un pueblito del departamento de Cajamarca. En el viaje ocurrieron dos anécdotas que me hicieron reflexionar en el tema de la alegría.
La primera fue al momento de partir. Unas amigas me acompañaron hasta el paradero. Mientras esperábamos el bus estábamos conversando muy a amenamente y de vez en cuando expresábamos nuestra alegría con sentidas carcajadas. En eso, un señor, con el seño fruncido, se acerca hasta nosotros y nos dice que por favor no nos riamos tanto porque en el viaje podría suceder alguna desgracia. Por supuesto que no hicimos caso a esta recomendación. Él se marchó y nosotros continuamos con nuestra amena conversación.
Al poco tiempo llegó el autobús. Me despedí de mis amigas, me embarqué y, mientras iba de camino, reflexioné en la anécdota ocurrida. Ahí me puse a pensar que cómo hay gente con actitudes tan tontas que se privan de la alegría de vivir, no sonríen porque piensan que si lo hacen les va a ir mal. Y lo peor es que, por su puesto con buenas intenciones, quieren privar a los demás de vivir la vida con alegría.
La otra anécdota que me ocurrió fue al llegar a este pueblito. Allí me hospedé en la casa de unas religiosas, quienes me acogieron con mucho cariño. Después de hacer la oración de la tarde cenamos y luego fuimos a celebrar la eucaristía en el templo parroquial. Al finalizar salí a caminar por la plaza de armas, entonces me interceptó una joven que también estaba hospedada en la casa de las hermanas. Esta joven me contó que una señora renegaba diciendo: “Porque el Padre está corriendo por el parque y riéndose con los niños”.
A decir verdad esta señora se equivocó, pues en realidad yo no era el que había estado corriendo por el parque con los niños. En realidad había sido otra persona. Pero así hubiese sido yo, ¿Qué de malo hay que corra junto con los niños y me sonría con ellos? Sinceramente yo no encuentro ninguna maldad. Recordemos que Jesús dijo: “Si no se hacen como niños no entrarán en reino de los cielos”.
Estas anécdotas me han hecho pensar que en nuestro mundo hay mucha gente pesimista y amargada que no les gusta disfrutar sanamente de la vida y, por envidia, quieren privar a los demás de estos deleites honestos. Estas personas son insípidas y aguafiestas. Muchas de esas personas son gente de iglesia (Laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y hasta obispos). Quizá esta sea una de las razones por las que la gente no se entusiasma con la religión.Por eso, si de verdad queremos ser discípulos de Cristo, quien ha venido a traernos vida en abundancia (Jn. 10,10), urge cambiar de mentalidad. Recordemos que Él dijo que ha venido a traernos la alegría, para que nuestra alegría llegue a su plenitud (Jn. 15,11). Además, en varias oportunidades comparó al reino de Dios con un banquete o una fiesta. Seamos conscientes: nadie va a una fiesta a llorar, sino a disfrutar. (www.utopiaprossa.com
).

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